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Las lluvias han llegado de forma generalizada en las últimas horas al Noroeste. Es el inicio del otoño y el preludio del invierno. Por todos es sabido que la lluvia afecta a la conducción desde los inicios de la automoción. De hecho, el mayor número de accidentes invernales se producen con precipitaciones, cifras muy por encima de la siniestralidad con nieve, niebla, granizo o viento. Tanto que, recientes estudios, aseguran que el riesgo de sufrir un accidente cuando llueve es un 70 % superior y se produce mientras está lloviendo, no cuando dejan de caer gotas pero el asfalto sigue mojado. Entre las conclusiones que se extraen se pone de manifiesto que la reducción de la visibilidad y no la menor adherencia del asfalto, sería la principal culpable de la siniestralidad en lluvia.
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