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Los agricultores caravaqueños de albaricoque se encuentran en plena campaña de recolección de fruta de hueso en un 2021 protagonizado por la meteorología.
Tanto así que si comparamos esta cosecha con la de otros años no llega ni siquiera al 30%. Para entender la situación hay que remontarse al puente de San José. Después de varios días con temperaturas por encima de los 20 grados en febrero, los frutales estaban en flor cuando llegaron las nevadas del 19 de marzo y sobre todo las heladas posteriores (en algunos puntos de la comarca el mercurio llegó a alcanzar los 5 grados negativos), que dieron al traste con la cosecha casi al completo de frutales y también de almendros.
Además, las lluvias de abril y mayo han provocado la proliferación de hongos y la poca fruta que quedaba en los árboles, mucha de ella con viruela, se vende de segunda.
Es por eso que este 2021 en cooperativas de frutas como la de Caravaca de la Cruz el trasiego es muchísimo menor en una campaña en la que esta drástica caída impacta directamente en el empleo (la demanda de temporeros que cada año genera la recogida del albaricoque) y en el bolsillo de los agricultores.
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