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Los conocemos porque en ellos se cultiva uno de los mejores arroces del mundo pero ahora los arrozales de Calasparra se han convertido también en un punto de encuentro para el turismo.
Unos sembrados que pintan de verde toda la cuenca del Segura a su paso por esta localidad del Noroeste y que sin duda son un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Además de este atractivo lugar, los que se acerquen a la localidad también pueden disfrutar del turismo de montaña y de interior y de otro tipo de turismo, el religioso, en el Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de la Esperanza, un sitio que cada año recibe miles de peregrinos y que además está declarado ‘lugar de interés geológico’.
Diferentes opciones hacen de Calasparra un lugar interesante dentro de la Comarca del Noroeste en un verano en el que más que nunca hay que poner en valor el turismo seguro y de proximidad.
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