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Han tenido que hacer importantes inversiones para afrontar el verano con la nueva normativa sanitaria puesta en marcha a raíz de la pandemia y ahora los propietarios de los alojamientos rurales del Noroeste de la Región se enfrentan a un otoño e invierno que no se vislumbran demasiado halagüeños.
El confinamiento por municipios y el cierre perimetral de las fronteras de esta y otras comunidades vecinas han provocado un aluvión de cancelaciones de reservas. Tanto así, que en muchos alojamientos han decidido cerrar, al menos, durante las próximas dos semanas.
En el horizonte están ahora el próximo puente por las festividades del Día de la Constitución y la Inmaculada Concepción y también las navidades, y, aunque reconocen cierta incertidumbre entre la clientela, se aferran a eso para tratar de salvar un 2020 para olvidar.
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