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Caravaca se despertaba esta mañana con las calles completamente desiertas. Persianas de negocios bajadas, parques con el cordón policial y en las aceras tan solo unos pocos transeúntes paseando a sus mascotas.
La imagen de calles como la Corredera o la Gran Vía vacías es inaudita, el tráfico prácticamente es inexistente y la quietud es casi total.
Parece, pues, que los caravaqueños están siguiendo al pie de la letra ese ‘#yomequedoencasa’, demostrando su compromiso con todos y su responsabilidad con el confinamiento a fin de evitar la expansión de la pandemia causada por el COVID-19.
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