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La estampa que deja este 2 de mayo sin precedentes en Caravaca de la Cruz es desoladora. Lo que debería ser un día de fiesta para la alegría y el difrute de todos los que viven aquí y los que vienen a la Ciudad Santa para conocer una celebración única en el mundo, está marcado sin embargo por una pandemia mundial que nos obliga a estar encerrados en casa.
Esta mañana no sonaban las charangas, ni tampoco se veían caballos en las calles de Caravaca.
Para las 14:00 horas, momento del ritual de la Bendición de las Flores y el Vino que marca el inicio de la carrera, el Ayuntamiento ha convocado un aplauso solidario desde balcones y ventanas. El objetivo no es otro que mostrar cariño y apoyo para los que este año más que nunca viven las fiestas desde el corazón.
La paciencia y la esperanza serán los mejores aliados de los caravaqueños, que ya tienen la mira puesta en los Caballos del Vino de 2021, un año en el que si la UNESCO así lo decide, podría ser el primero de este festejo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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